«Un Diario, ¿para qué?», se preguntaba Laura Freixas en un artículo del Babelia, al hilo de un curso de la UIMP del pasado verano. Y yo me permito preguntarme lo mismo respecto de su equivalente electrónico actual: «un blog, ¿para qué?»
Hmmm, veamos, …
Como puede comprobarse, desde la fecha en que empecé este blog (mayo de 2008) hasta el presente no he publicado mucho: solo cuatro tonterías para probar cómo funciona la cosa (el editor, los widgets…), alguna gracieta y un nada de propaganda esteril.
¿Y a qué se debe esta sequía? – Uno, en la «vida civil», no es precisamente callado… (Callado no, pero sí prudente; ya se sabe, uno es dueño de sus propios silencios y todo eso). Pues bien, muy probablemente el origen de tan escasa productividadesté en la falta de respuesta a aquella pregunta (además de la vagancia, el descuido y la falta de un interés real, para qué vamos a engañarnos).
Y es que, por otra parte, creo que la pregunta correcta no es «¿para qué?», sino más bien «¿para quién?» y siendo más preciso: «¿Para Quién lo escribiría Yo?».
Trato de responderme intentando adivinar para quién parecen escribir otros blogueros (no necesariamente los que más leo y respeto), sin pretender por ello hacer juicio de valor sobre las motivaciones de cada cual, pero sí juzgando la aplicabilidad de tales razones a mi caso.
Repasémos algunos arquetipos:
1.- Están quienes usan su blog como una versión digital de su «Querido Diario». Personalmente, nunca he llevado un diario-papel (salvo durante un par de semanas en la preadolescencia), ni me ha parecido una costumbre que haya hecho más respetable a mis ojos a quienes he conocido y lo hacían. En cualquier caso, hay gente pa tó, y en el caso de estos, ¿para quién escriben realmente? Según José Carlos Llop, novelista y persona que practica el «diarying», un blog es «bastante más exhibicionista» que el diario y tiene una cierta «enfermedad sociópata» y la necesidad de estar incrustado en la exclusiva contemporaneidad. La necesidad que tiene el blog de «estar presente» es, a su juicio, «fruto del narcisismo y el autismo de la sociedad contemporánea«.
Otro día seguiré con más …
Y, por cierto, sobre el artículo de Laura Freixas ya han reflexionado desde muchos otros blogs , por lo que no me voy a meter yo en camisas de once varas…